Hagiografía n°11: St. Bibiana
Virgen y mártir romana (nace en el año 347) en tiempos del emperador Juliano el Apóstata, quien se volvió pagano y puso fin al período de paz posterior al edicto de Milán promulgado por Constantino, que concedió libertad de culto a los cristianos.
Tras la asensión de Juliano, el padre de Bibiana se dedicó al cuidado de los necesitados y perseguidos, así como al entierro de los mártires, lo cual le costó la vida. Con la muerte de su padre, Bibiana, su hermana y su madre, se retiraron a una vida de oración intensa, preparándose para soportar la persecución. Posteriormente, se sucedieron esfuerzos infructuosos para que la familia se retractara de la fe cristiana. Aproniano mandó a que le cortasen la cabaeza a la madre de Bibiana (en el año 362). También intentó obligar a la apostasía a a las hermanas, encarcelándolas sin alimento. La hermana de Bibiana murió antes de enfrentarse al gobernador, quien ordenó su que la fragelaran atada a una columna. Después de eso, echaron su cuerpo a los perros, pero unos cristianos lo rescataron y le dieron sepultura junto a la tumba de sus padres y de la hermana, cerca de su casa, en donde pronto construyeron una capilla y más tarde la actual basílica, sobre el monte Esquilino.
Cuenta la leyenda que de su tumba crecieron plantas medicinales.
En 1626, Bernini esculpió una estatua de la santa, que permanece en su iglesia.
La tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna.
Es la patrona de los bebedores y epilépticos; también es invocada contra el dolor de cabeza y convulsiones.
