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miércoles, julio 13, 2022

FIL Arica - 23 de Abril 2022













 




martes, julio 12, 2022

Exposición "Ausencias y cuerpos" 22/06/22 al 07/07/22





La expo se extendió del 6 al 7.



Entre-medios. 
Texto curatorial para la Serie Ausencias de Víctor García Guillén.

Cuando pienso en la línea, la avalancha de imágenes se precipita: línea sinuosa de los cerros desnudos, ¿tal vez, en estas cimas, ensaya el viento su rúbrica de gran caballero del cielo?, decía Sabella. Línea del horizonte que colma la mirada, mar y pampa cuando se encuentran, línea y linealidad del tiempo, tantas cosas. Embrollo, laberinto, hilo, trazo sobre el papel o una placa. Cuando pasábamos tiempo con Víctor, siempre lo veía dibujar -Estoy haciendo unos estudios, me decía. Línea que investiga y recorre la realidad, para asirla en sus procedimientos y hacerla imagen.

Ese era su afán y en cualquier momento una línea lo llevaba a divagar, sacaba un par de papeles y sin ruta comenzaba. Solemos mirar al dibujo con esos ojos, como la preparación de algo y quizás Víctor lo quiso así en un primer momento, sin pensar a dónde le llevaría su deriva. Miraba al grabado para traer su lenguaje, su lenguaje reproductivo y las combinaciones de las marcas que haría una punta en el metal. Durante tres años hizo la serie de Las Ausencias, presente en esta exhibición, donde de los enjambres aparecen escenas repletas de motivos, dentro de un tondo que parece la mirilla del telescopio monocular de un excursionista. 

La ausencia, en lo que confiere al dibujo podría simbolizar al lenguaje acallado, el silencio de una melodía, una pausa, pero yendo un poco más allá nos habla también de nuestra percepción de las ausencias. Una dirá “el vacío”, pero lo rellenamos con su entorno, tendemos a completar la información que no está o  diremos que la existencia persiste gracias a la interioridad de la forma que tensiona una silueta. La ausencia puede ser existencia porque permanece y habita en la diferencia, se constituye como un interior, pero al otro lado del mundo un taoísta se podría abrir a ese no habitar. Si la esencia es diferencia, la ausencia es in-diferencia, diría el filósofo Han. Esta clara separación entre interior y exterior no puede quedar fuera de la reflexión.

Caminando a la obra, hay algo presente en ese límite que lo convierte en un entre, que nos permite ver la eliminación de la diferencia. En la ausencia puede haber tanta presencia, como la ausencia es el entre o intersticio de las tramas. Quizás esto debió ser un grabado, pero se volvió un dibujo-matriz, al ser resignificado este soporte del artista-excursionista, que deambula y encuentra una línea que lo mueve entre puntos infinitos. Recuerdo a Victor en su meditativo andar, en su observación que trasciende lo aparente y apilando los papeles de sus estudios. Descubriendo que, como dice Ingold: donde quiera que estés, siempre hay algún sitio más alejado al que puedes ir. Y tal vez, alguna línea te llevará.

Marcela Páez Miranda
Licenciada en Artes de la Universidad Católica de Valparaíso.




Presentación Víctor García Guillén - Pseudónimo Víctor Doblege.



A los 15 años, si no a los 14, participé por primera vez en una exposición colectiva, bajo el alero de Daisy Sankán, quien fue mi maestra, la primera; la cual se llevó a cabo en esta casa. Desde entonces hasta ahora ha pasado una cantidad de tiempo suficiente para que todas las partículas de mi antiguo cuerpo hayan sido reemplazadas por otras. “Yo es otro”, diría Arthur Rimbaud, y algo de eso se refleja en mi trabajo.


Si bien las obras que se presentan hoy, no todas corresponden a la serie de Ausencias, el conjunto está inscrito bajo la técnica de achurado, que le da sentido de cuerpo a esta exposición. Un cuerpo que se compone de un “otro”. Los originales, en su mayoría, no están presentes, pero sí sus reflejos, que vendrían a ser objetos obtenidos por mecanismos de reproductibilidad técnica, los cuales superan al original en cuanto a limpieza, nitidez y perdurabilidad. Es a través de la máquina que imprime y graba, que el dibujo original se resignifica, volviéndose pieza matriz y objeto de fetiche, muy a pesar de su fragilidad que le condena a desaparecer más pronto que a sus copias, que seguirán emergiendo, ocasionalmente.


Es con esta exposición que se cierra un gran círculo, que quizás sea el más grande de vida hasta el momento, ya que es la primera individual en el territorio donde nací, cargada de simbolismos que me reservo, pero que son fáciles de deducir. 

 


La Casa de la Cultura de Arica cuenta con dos alas. La exposición "Ausencias y Cuerpos" ocupó el ala norte, mientras que el ala sur tenía las obras de Arturo Peña, por lo que necesitó de un texto curatorial intermedio, escrito por Román:

CUERPOS DE FUEGO
El peso, la curva en movimiento y el diálogo entre texturas son parte de un recorrido sensible que Arturo Peña nos propone en su exposición “Legado de Barro y Fuego”. Serie de esculturas/cerámicas donde la técnica denota el recorrido y experiencia del artista. 
La forma en que se queman y fluyen las obras, nos transporta a bosques antiguos o costas jamás exploradas. Son botones de flor, frutos, ancestros y amalgamas de elementos que nos sugieren otro origen.  manifestación de una memoria colectiva que perdimos pero que al recorrer y sentir sus obras podemos palpar que; somos parte de ese barro y de esos fuegos.
En Ausencias y cuerpos de Víctor García, La línea indica, es ritmo y movimiento, fragmenta, respira y une murmullos de cuerpos ausentes que se mezclan entre música y gritos de otras naturalezas. Las texturas se entraman con las pieles y las cortezas.  Y entre trazos “Ausencias” que nos permiten viajar a otros mundos y estar en otros cuerpos que te sumergen en espesores que desbordan intimidad. La ausencia en la obra de Víctor García, reitera la fragilidad, lo fugaz, pero sobre todo provoca la detención del pulso y la mirada.  Es ese espacio que nos regala el re-cordar.

Línea, Peso, Ritmo, Movimiento y texturas son algunos de los elementos que construyen la narrativa de estas exposiciones.  Ambas son experiencias que nos remontan a lo primitivo y lo salvaje. Ambas descubren las relaciones de lo sensible. Ambas recuperan algo que olvidamos, algo de lo que somos parte.
Román Díaz Tello
Licenciado en artes visuales