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jueves, diciembre 29, 2016

Arte y Espacio Público U. Abierta UC

Este fue el trabajo que presenté para el trabajo final de la U Abierta. Un curso breve, con más lecturas que evaluaciones, cosa que se agradece. 




IDENTIDAD

Dentro de la ciudad de Arica, en el extremo norte de Chile, hay un monumento al "roto Chileno", el cual parece ser una copia del que se encuentra en Santiago, en la plaza Yungay, hecho por el escultor Virgilio Arias en el siglo XIX.

Esta escultura me llamó la atención, porque se presenta como un monumento a la Chilenidad, a pesar de que entra en conflicto con la identidad local. Digo esto último porque que la persona que sirvió como modelo no cuenta con las características propias de un Chileno Nortino, tanto en su morfología fenotípica (que corresponden más a la de un hombre ario,  distanciándose mucho de la mayoría de Ariqueños que más bien son de características andinas), como en su bestuario y los otros elementos que le acompañan, los cuales son un fardo de trigo (que no se siembra en la zona) y un rifle (que tampoco es costumbre de los trabajores del valle). Esto ha hecho que el monumento pase sin gran notoriedad para quienes transitan por el lugar donde se encuentra ubicada (la plaza del trabajador, que está continua a la plaza de Armas de la ciudad, muy cerca del centro neurálgico comercial, en otras palabras, un sitio muy concurrido por habitantes y turistas), tanto así que a nadie parece molestarle que un árbol tape su rostro con una de sus ramas.

Pero, si bien este monumento entra en conflicto entre lo que somos y la idealización de lo que somos, podría entenderse mejor bajo su contexto histórico olvidado, como un intento de apropiación territorial. Para aclarar esto, hay que considerar que Arica es parte del territorio chileno tan sólo desde el año 1880  y que la escultura es un retrato del guerrero de la batalla de Yungay (que fue librada en la guerra del Pacífico, en contra de los Peruanos, quienes eran dueños de este sector, por esos años). De este modo la escultura pretende  hacer memoria de la braveza de los soldados chilenos, muchos de ellos campesinos del sur. Este monumento, entonces, sería una evocación al triunfo, pero al mismo tiempo un fracaso por intentar conservar la memoria.

Esta incapacidad de generar un vínculo identitario ha hecho del monumento un objeto silencioso y olvidado incluso para quienes habitan la ciudad.







Este fue el certificado obtenido al finalizar

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