A este dibujo sí lo puedo llamar obra. Es la primera del año. Utiliza mensajes encriptados que pueden traducirse mirando las pinturas del Bosco.
Tanto las frutas como los animales, sobre todo las aves, son signos de promiscuidad. El agua, la sangre negra, están relacionadas con la nostalgia. El utensilio en la cabeza se vincula con la locura y el desequilibrio. Las burbujas en el agua insinúan algo que está debajo de la superficie. La serpiente se rememora el pecado original. La ostra mal dibujada, está en relación a la falta de documentación de la época y ofrece una perla que no puede contener en su interior. Tanto esta última desproporción y aquella de la flor se deben a que hay una desproporción del deseo. El lugar del corazón es ocupado por un pájaro porque en vez de aprisionar pasiones se desatan y aquello que controla los sentimientos son las mismas pasiones. Lo que envuelve a la persona, que se ve sólido, como papel grueso o tela, y de donde sale el pez vela, está relacionado con lo que se oculta pero que siempre aflora. Finalmente la frutilla signo de promiscuidad y una tentación ofrecida por aquello que se intenta disimular.
Fueron dos semanas de trabajo pero para ser franco, fue algo que deseaba hacer desde que me dijeron que había una feria medieval. Es el dibujo más medieval que he hecho y posiblemente el que menos será valorado, pero es, también, el que más quiero y le atesoraré como parte de mi repertorio de lo que considero obras y no ejercicios.
Para poder hacer este dibujo tuve que estudiar anatomía. Llené una croquera estudiando posibilidades. Eso fue el mes pasado. También hice bocetos y estudié al Bosco. Busqué el significado de algunos de los mensajes de sus pinturas y no me dediqué a replicarlos, sino a crear mis propios mensajes guiándome de los suyos.
Que bueno que alcancé a terminar. Estoy feliz
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