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lunes, marzo 25, 2019

Hagiografía n°8: St. Onofre




Hagiografía n°8: St. Onofre. 

Es un santo honrado y recordado hoy en día por los coptos y también por la iglesia católica.
San Onofre, nacido en la actual Etiopía, al rededor del año 320, al parecer era hijo de un rey egipciaco o abisinio del siglo IV, quién había sido convencido por el diablo para tirara a Onofre al fuego, cuando todavía era un bebé, tras convencer al rey de que su hijo era producto de una relación adulterina de la reina, cosa que no le causó daños al santo. 
  
Vivió su niñez y parte de su adolescencia en un monasterio de Hermópolis de la Tebaida Egipcíaca (monjes que vivían en el desierto). Onofre permanecía alejado de las realidades de su pueblo, hasta que un día decidió explorar fuera de sus paredes, donde se consiguió con la pobreza y las necesidades de los ciudadanos. Luego de observar el choque social, convertido en adulto decidió renunciar a su vida con derechos principescos y a su herencia para experimentar vivir en soledad y alejado de la multitud. Una cueva entre acantilados cerca de Göreme, en la actual Turquía, fue donde vivió por 60 años realizando profundas meditaciones.
La tradición relata que una luminaria le acompañó en el itinerario hacia lo que sería su ermita. Sólo comía dátiles y agua. Como vestimenta únicamente poseía sus propios cabellos y hojas de palma o hierbas del desierto entretejidas. Un ángel le daba pan y vino a diario y los domingos también la comunión. 
Muere en torno del año 400, quizás en Siria.
Pafnucio fue discípulo suyo y en una de sus visitas a los eremitas, lo encontró en un estado deplorable de salud con su cuerpo deformado, barba canosa y cabellos de gran longitud; le hizo compañía hasta que falleció a las pocas horas para, después, relatar cómo era este santo de la penitencia. Pafnucio puso por escrito la vida y obras de san Onofre. La tradición añade que cuando murió un coro angélico le rindió honores y alabanzas. 

Se le representa como un santo provecto de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos. También puede aparecer situado en el desierto, en ocasiones al lado de él aparecen: la Regla de Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían sus meditaciones, la palmera de cuyos dátiles se alimentaba e incluso una alforja (símbolo de las raciones que nunca le faltaron).

 Hoy en día se conoce a San Onofre como el protector y guía de los tejedores, trabajadores y de aquellos que desean conseguir una casa propia. Además, se venera como patrono del principado en Mónaco y la ciudad de Munich. En Venezuela existe una fuerte devoción por el sagrado y son varios los templos en diferentes ciudades del país donde le realizan ofrendas en su honor.

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